Un jardín tradicional se define por su aprecio hacia los principios y estilos clásicos de la jardinería. Con una disposición formal, se destacan senderos, parterres y setos recortados.
Elementos arquitectónicos como pérgolas, fuentes y estatuas añaden una dosis de elegancia y belleza clásica. Piedra, madera y ornamentación son los materiales predominantes en estos jardines.
En términos de vegetación, los jardines tradicionales seleccionan cuidadosamente una variedad de plantas para crear una combinación armoniosa.
Flores, arbustos y árboles son elegidos por su forma, color y fragancia, y se disponen de manera equilibrada en el espacio. Las plantas que florecen abundantemente, como rosas, lirios y peonías, se convierten en protagonistas, brindando un estallido de colores y aromas.
Los jardines tradicionales evocan una sensación de tranquilidad, orden y serenidad. Su diseño intemporal y estética clásica se fusionan para crear un ambiente encantador y acogedor.
Son ideales para aquellos que aprecian la elegancia y sofisticación de los estilos históricos de jardinería, y desean recrear un entorno nostálgico y encantador en su propio espacio exterior.